Aquí presentamos el artículo propuesto en la clase anterior sobre Walsh, al pie del mismo hemos agregado algunos comentarios.
La dictadura no sólo se la puede comparar con la definición de la “alegoría de la caverna” de Platón, pues también se la puede relacionar con el término de justicia propuesto por Aristóteles. Ya que durante este período se violaron los derechos humanos que tan importantes son para la justicia, la división de las riquezas, la idea de que la pena debe ser proporcional con los daños causados y no matar, castigar, torturar y encarcelar a las personas sin un juicio previo. Según Aristóteles la justicia se basa en el DERECHO, en donde cada uno recibe lo que le corresponde.
En este caso se presentará la clase de justicia, o mejor expresado, injusticias dictaminadas por la dictadura.
Rodolfo Walsh, además de periodista y un excelente escritor, fue uno de los testigos y víctima del Gobierno Militar que lideró hacia fines de los 70.
Debido a la censura impuesta por la dictadura militar, el periodista, debió fundar, en 1974, la Agencia de Noticias Clandestinas (ANCLA). Esta agencia se basaba en un sistema de difusión de información de mano en mano cuyas gacetillas decían en el encabezado: "Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información".
En 1976 Walsh envió una carta a los diarios argentinos y a corresponsales de los medios extranjeros, en la cual [ denunciaba el plan que los sectores dominantes habían puesto en marcha el 24 de marzo de 1976. Dicha carta se titulaba “Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar”.
Poco después, mientras se alejaba del buzón caminando por la calle, fue interceptado por un Grupo de Tareas de militares pertenecientes a la ESMA. El objetivo del grupo era capturarlo vivo. No pudieron hacerlo. Cuando percibió el peligro, Walsh resistió el secuestro con su pequeña pistola calibre 22. Logró herir a uno de sus atacantes, pero recibió una ráfaga de ametralladora que lo dejó moribundo. Se lo llevaron igual. Desde ese día integra la lista de los desaparecidos argentinos.
Está claro que este hecho rompe con la idea de Justicia propuesta por Aristóteles, porque no solo se viola el derecho a la libertad de expresión, sino un derecho fundamental: EL DERECHO A LA VIDA.
A continuación se citaran algunos segmentos de la Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar las cuales hablan por sí solas, en donde se puede observar algunas de las injusticias cometidas por la dictadura.
La carta comienza diciendo:
La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.
(…)
han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de
minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad Argentina.
(…)
En este último fragmento se rompe con la idea de Aristóteles la cual propone que el bien supremo es la finalidad de la política ya que busca el bien estar social y la felicidad de los individuos.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.
(Se entiende por habeas corpus una institución jurídica que garantiza la libertad personal del individuo, con el fin de evitar los arrestos y detenciones arbitrarias. Se basa en la obligación de presentar ante el juez, a todo detenido en el plazo de 72 horas, el cual podría ordenar la libertad inmediata del detenido si no encontrara motivo suficiente de arresto).
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el
detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.
(…)
Este es otro ejemplo claro de que no se respetaron las leyes por lo tanto, no son verdaderamente virtuosos como denomina Aristóteles a quienes si las respetan.
Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.
En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar [11], resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales. Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo
asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al
récord del 9% prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron .
(…)
Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la
muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar
(…)
Aquí se rompe con la estructura de la justicia distributiva, que plantea la distribución de honores, dinero u otros bienes.
Finalmente la carta termina diciendo:
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.
En este caso se presentará la clase de justicia, o mejor expresado, injusticias dictaminadas por la dictadura.
Rodolfo Walsh, además de periodista y un excelente escritor, fue uno de los testigos y víctima del Gobierno Militar que lideró hacia fines de los 70.
Debido a la censura impuesta por la dictadura militar, el periodista, debió fundar, en 1974, la Agencia de Noticias Clandestinas (ANCLA). Esta agencia se basaba en un sistema de difusión de información de mano en mano cuyas gacetillas decían en el encabezado: "Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información".
En 1976 Walsh envió una carta a los diarios argentinos y a corresponsales de los medios extranjeros, en la cual [ denunciaba el plan que los sectores dominantes habían puesto en marcha el 24 de marzo de 1976. Dicha carta se titulaba “Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar”.
Poco después, mientras se alejaba del buzón caminando por la calle, fue interceptado por un Grupo de Tareas de militares pertenecientes a la ESMA. El objetivo del grupo era capturarlo vivo. No pudieron hacerlo. Cuando percibió el peligro, Walsh resistió el secuestro con su pequeña pistola calibre 22. Logró herir a uno de sus atacantes, pero recibió una ráfaga de ametralladora que lo dejó moribundo. Se lo llevaron igual. Desde ese día integra la lista de los desaparecidos argentinos.
Está claro que este hecho rompe con la idea de Justicia propuesta por Aristóteles, porque no solo se viola el derecho a la libertad de expresión, sino un derecho fundamental: EL DERECHO A LA VIDA.
A continuación se citaran algunos segmentos de la Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar las cuales hablan por sí solas, en donde se puede observar algunas de las injusticias cometidas por la dictadura.
La carta comienza diciendo:
La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.
(…)
han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de
minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad Argentina.
(…)
En este último fragmento se rompe con la idea de Aristóteles la cual propone que el bien supremo es la finalidad de la política ya que busca el bien estar social y la felicidad de los individuos.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.
(Se entiende por habeas corpus una institución jurídica que garantiza la libertad personal del individuo, con el fin de evitar los arrestos y detenciones arbitrarias. Se basa en la obligación de presentar ante el juez, a todo detenido en el plazo de 72 horas, el cual podría ordenar la libertad inmediata del detenido si no encontrara motivo suficiente de arresto).
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el
detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.
(…)
Este es otro ejemplo claro de que no se respetaron las leyes por lo tanto, no son verdaderamente virtuosos como denomina Aristóteles a quienes si las respetan.
Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.
En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar [11], resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales. Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo
asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al
récord del 9% prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron .
(…)
Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la
muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar
(…)
Aquí se rompe con la estructura de la justicia distributiva, que plantea la distribución de honores, dinero u otros bienes.
Finalmente la carta termina diciendo:
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.
Pero ...¿Estos hechos culminan aqui? En la actualidad ,¿Ocurren hechos similares?
Las respuestas a estas preguntas son difíciles de abordar, pues no se sabe objetivamente si esto puede ocurrir o está ocurriendo.
Sin embargo, como opinión personal, podemos hablar de la censura de los medios sobre ciertos temas, la desaparicion de Julio López y si nos metemos en el oscuro caso de periodistas asesinados, encontramos tambien el asesinato del fotografo y reportero ,Jose Luis Cabezas, como claros ejemplos de lo que alguna vez fue la Argentina de los años 70. Matar para ocultar y morir por esclarecer parece ser una de las principales causas que lleva a la censura en nuestro país.
Alguna vez como futuros comunicadores ,¿Podremos cambiar esto?